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HISTORIA

Papel reciclado

Es un edificio de vivienda construido aproximadamente en el año 1930 (siglo XX), corresponde al período Republicano, de estilo ecléctico, conformado por tres pisos con volumen asimétrico, frente al acceso principal muestra ritmo alternado en sus fachadas con la utilización de diferentes formas y materiales.   

  

Sus elementos decorativos principales se destacan alrededor de sus ventanas. Muestra diferentes formas de decoración, destacando globalmente con moriscos y arquerías en ventanas superiores rematando con columnas de estilo corintio.  Su entorno urbano es homogéneo con una topografía irregular a lo largo del inmueble en la que se respeta la continuidad de la línea de fábrica.  Su superficie es de aproximadamente 1350 m2.  

La propiedad fue pertenencia de la Señora Palacios, quien la traspasó a Baltazar Rendón Olais. Hasta 1860 Rendón Olais la usó como vivienda y la transfirió a Ramona Tinajero Morales; tiempo después, el bien fue sucedido en herencia a los cónyugues Teresa Álvarez y Gral. José María Sarasti (Noboa 2012).  Para mediados del siglo XIX, y según descripciones se sabe que la casona tenía un patio interior de forma rectangular visto desde la calle Manabí, por cuyo ángulo noroeste se accedía a dos patios posteriores. Estos últimos a su vez conectaban el inmueble con dos viviendas con frente a la carrera de Vargas, y con otras dos hacia la calle Esmeraldas (Noboa 2008).  

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Durante 38 años del siglo XX el inmueble fue habitado por el Gral. Sarasti. Dos años y medio, entre 1877 y 1882 de manera permanente, así como entre 1901 y 1924 a su regreso a la ciudad desde la Hacienda la Pitula (Noboa 2008). De otro lado, se sabe que a inicio de siglo (1900), en la misma ubicación y, posiblemente, en la misma edificación habitó la familia Mayer Stacey, de donde emergió el ilustre escultor y arquitecto Carlos Mayer, quién fue el autor, entre otras obras, del monumento a Vicente León en Latacunga y del de Maldonado en Riobamba (Noboa 2008).  

Para el año de 1918, el inmueble paso a manos de Canuto Silva Terán, un maestro de suma importancia en la ciudad de Quito. La vivienda fue adaptada para cada una de las disciplinas que el profesor manejaba; en el balcón había colocado un laboratorio repleto de cosas de importancia (Noboa 2008). 

Según Jurado Noboa (2012), uno de los quiteños más típicos de todos los tiempos fue el Dr. Alejandro Romoleroux, abogado y financista muy hábil, quién adquirió en 1924 la enorme casa de tres pisos del General Sarasti, hizo derrocar la colonial y levantó una nueva casa hacia 1925, con el Arq. Pedro Aulestia Saa, recién llegado de Italia. Según el mismo autor, el edificio fue transferido ágilmente entre diferentes propietarios, en especial entre provincianos adinerados, como el caso de la familia Holguín Albornoz de Ambato o la familia Borja Febres Cordero de Guayaquil. 

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De hecho, a partir de la erección del nuevo edificio de corte historicista y su consolidación como hito urbano los traspasos sucesivos se acentuaron, así como los arrendamientos a varios grupos familiares.  

En 1927 vivió en esta casona Alfredo Espinosa Palacios, con su esposa, Clemencia Páez Torres, y sus hijos (Noboa 2012), así también, en el mismo año Piedad Guerrero Martínez, quien acababa de enviudar en Hamburgo, del notable poeta y literato César Borja Febres Cordero, llega a Quito e instala la pensión Borja. Este uso se extendió por la mayor parte del inmueble, y por su revolucionaria figura, fue ampliamente conocida en la urbe.  

En 1930, el bien también tuvo como arrendatario a Miguel Ángel Dousdebés Andrade, quiteño muy conocido y administrador del Hotel Metropolitano. Tiempo después, Dousdebés Andrade adquirió uno de los amplios apartamentos de la casa, de los cuales tomó posesión con su esposa Blanca Rousseau y su primer hijo (Noboa 2012).  

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Desde 1934 en esta casa esquinera, pero con frente a la Manabí, recibió la implementación de una imprenta de propiedad del esmeraldeño Gustavo Becerra Ortiz, un verdadero mártir del periodismo ecuatoriano. Dos años más tarde, y siendo propiedad de Hugo Holguín Herdoíza y su esposa Inés Albornoz Sánchez, la constituyeron como su vivienda permanente durante largos años. 

De ella, salieron personas tan populares como Eduardo y Marcelo (Chiquitón) Holguín Albornoz, este último, gran basquetbolista en su juventud (Noboa 2012). A su vez, al mismo tiempo funcionó, y con gran éxito, la floristería de Canuto Silva hasta 1960 (Noboa 2012), pese a las permanentes transferencias de dominio.  

En 1937, según escritura pública se sabe que Isabel Romo Leroux de Jarre, a través de su esposo como representante legal, vende un inmueble compuesto de casa y solar, el cual fuera heredado de su padre en 1936 e identificado con el No. 18 de la calle Manabí, a Inés Albornoz a través de su hermano Humberto, en calidad de representante legal y al margen de la sociedad conyugal. Si bien la propiedad permanece en la familia Romo Leroux durante 12 años, al momento de la venta, la misma estaba al servicio de varios arrendatarios y copropietarios, además, poseía instalaciones de agua, desagües y luz, y había sido hipotecada en dos ocasiones, 1929 y 1934 en el Banco de Préstamos (AHN 1937).  

Hacia 1997, Hugo Eduardo, Alfredo Marcelo y María de Lourdes Holguín Albornoz inscriben la posesión efectiva de los bienes de su madre, Inés Albornoz. Es decir, la edificación pasa a ser propiedad de los hermanos, pero al siguiente año, con el fallecimiento del primero, heredan el segmento proporcional sus 5 hijos Holguín Padovani (Salgado 2001). Tiempo después, y luego de la muerte de los padres Holguín Albornoz, sus hijos por sus propios derechos a nombre y representación de sus hermanos antes mencionados dan a la venta la casa y solar a la empresa de gestión y administración hotelera Agestel Cía. Ltda., representada por Edgar Homero Suarez Viteri. Otorgan en la transacción la totalidad de los derechos y acciones, es decir, la totalidad del inmueble. 

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Para la misma época, según la ficha de inventario del Plan Maestro de Rehabilitación de las Áreas Históricas de Quito del año 1990, el bien presenta usos administrativos en primera planta alta, bodegas, comercio y taller en planta baja, y educación en la primera y segunda planta alta. En la primera planta funcionaba en dos jornadas el Instituto Técnico Profesional Santa Anita, sus 300 alumnos y 8 docentes. A su vez, en la segunda planta alta desarrollaba sus actividades la Sociedad de Sordos Adultos, Fray Ponce de León, sus 100 alumnos y 6 docentes. 

A inicios del siglo XXI, una serie de acciones administrativas, legales y técnicas se despliegan sobre el bien patrimonial. En mayo de 2001 los hermanos Alfredo Marcelo y María de Lourdes Holguín Albornoz, y Héctor Eduardo Holguín Padovani en representación de sus hermanos, venden a la compañía AGESTEl Cía. Ltda. 

Hacia agosto de 2005, la Compañía de Economía Mixta Quito Vivienda CEM., constituyó el fideicomiso mercantil denominado Fideicomiso Inmuebles Centro Histórico, dentro del cual figuraba entre otros, el bien inmueble de las calles Manabí y Vargas.  

Cinco años más tarde, en el 2010, se cede de manera irrevocable al Fondo De Salvamento Del Patrimonio Cultural, la totalidad de los derechos fiduciarios de los bienes del fideicomiso del año 2005. Para el año 2008, en términos urbanos y de conformidad con la Declaratoria de Quito como Patrimonio Cultural del Estado del 6 de diciembre de 1984, el inmueble está ubicado en el área de amortiguamiento y cuenta con una catalogación Parcial Rehabilitante. 

En este contexto administrativo y legal, durante el año 2012 se realiza la actualización del Inventario de Bienes Patrimoniales del Distrito Metropolitano de Quito, y en aplicación de la Ordenanza 3050, el registro No. 000089 y el código de inventario patrimonial 001-004-010-01 corresponde con el predio No. 1782. Dicha actividad sin vigencia actual posiciona a la Ficha de Inventario del año 2018 como el instrumento técnico y administrativo para establecer las acciones de intervención.  A partir de ella se establece que el edificio de construcción previa a 1940 constituye parte del Patrimonio Cultural Nacional. 

De otro lado, hacia el año 2014 el fideicomiso del año 2005, representado legalmente por su fiduciaria, la compañía FIDEVAL S.A transfirió el dominio y posesión del predio No. 1782 a favor del Municipio del Distrito Metropolitano de Quito, el cual, en menos de un año, hacia enero de 2015, realiza la constatación física del bien, que en julio de 2016 es entregado a favor de la Secretaría de Movilidad para el funcionamiento del Archivo Activo y Pasivo Institucional (Alvear 2020).  

Entre el 2016 y el 2019 el uso de archivo se mantiene y, en noviembre del último año, se suscribe la escritura de comodato el 15 de noviembre de 2019 a favor de FIDAL, quien debe ejecutar los estudios necesarios y la obra física de rehabilitación del inmueble de las calles Manabí y Vargas.   

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